sábado, 28 de agosto de 2010

Que poca cosa es la realidad.

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Las cosas comenzaban a esparcirse, todo siempre estaba en un intento por irse, en los primeros momentos comenzaban a irse por cuartos, por mitades, de a una, despacito, mui lento, i luego ya no. Luego ya ivan yéndose de a dos, de a tres, i de pronto eran un monton de cositas, de palabritas, de ojitos gastados de tanto polvo que ha dejado la tormenta de todo el último año, eran muchas, muchísimas pequeñitas pelusitas de esas que volaban mientras barría la vereda Teresita, la mujer de Alfredo, se iban yendo por los cordones con restos de agua los dibujitos que se les cayeron a los niños que salían de los primeros grados de la escuela primaria, los papelitos de chicles que traían tatuajes que todos los chicos compraban, cada cosa se juntaba con otra, se hacían grandes, se empujaban, i luego ya tenían suficiente fuerza como para ganarle al viento de otoño, eran muchas las que se balanceaban entre los hilos finitos que he dejado colgados en la mochila emparchada de todos los días. Luego yo miraba i no quedaba nada, el viento, i nosotros moviéndonos como temerosas nubes allá arriba en el suelo o aqui abajo en el cielo. O nose, o será que no sabemos, será que no sabremos.
Me quedaba un largo rato así, mirando la nada, o no, en realidad vos sabés que no es la nada, que es eso a lo que llaman cielo, pero es que te digo que estaba tan celeste sin nubes en aquella tarde fría, que parecía ser la nada cubierta de un color completamente liso, un color que por construcción social debemos llamar “celeste” i a mí te digo que realmente me da igual como se llame, hasta puedo decirte, (i lo hago) que es la nada, y ya está, dejemos este tema por el momento así, de esta forma, porque si no…bueno vos bien me conocés, i las divagaciones suelen comenzar i con su final todavía no logro reencontrarme.
Me quedaba un largo rato mirando la nada o el cielo, pensando o silenciando mis engendros, el tiempo pasaba i yo no lo comprendía, no podía, porque todo se convertía en viento fino que se desarmaba i yo siempre he creido que el tiempo es una cosa demasiado abstracta como para ser comprendida entre tantas montañas de palabras que se suben i bajan i se van hacia los costados dentro de uno, en la cabeza, en los brazos, en los pies i en la panza. No intentemos comprender el tiempo, no comprendamos algo tan abstracto como lo son tantas otras cosas que mejor ni hablemos.
Me quedaba asi, en ese estado en donde no se habla, en donde la mirada se clava en algún sitio que no se está viendo, en un sitio que nos lleva mucho más adentro de todo, i más afuera del cuerpo, uno realmente se para sobre sus propias nubes i puede tocarlas con casi total claridad, como si no fuera un sueño (i tal vez no lo sea, tal vez, tal vez). Entendía que transcurrían varias horas, porque eso que es el cielo ya no era celeste si no ya casi negro, de a poco mis ojos parpadeaban bruscamente i se despertaban de todo eso, (o se dormían, no sé bien como hablar en este idioma ya tan construido), comenzaban a moverse mis pupilas, a ver lo que rodeaba a mi cuerpo ahí tirado sobre el pasto bien cortado, i ahora ya sentía tener dedos en la mano, se movían, estaban vivas mis manos, más tarde los pies, uno i el otro, la cabeza parecía estar tan liviana pero pesaba tanto que no entendía nunca cosas como esas, cuando podía ya me sentaba, i otra vez estaba ahí en ese pasto i cerca de eso que en ese entonces era mi casa.
I como te decía, las cosas comenzaban a esparcirse, i yo ahí sentada, luego ya levantada i mas tarde caminando en calles de tierra, i las cosas como simples recuerdos que se amontonaban en rincones del cuerpo, como simples recuerdos que se guardan en forma de fotografías o pequeños videos en la memoria, todos amontonaditos uno encima de otro, algunos tan tristes que me cuesta mirarlos, otros que intento no verlos por tanto extrañarlos, me dan tristeza, me producen nostalgia, me da impotencia tenerlos i no poder hacer otra cosa con ellos mas que guardarlos. Recuerdos.
Son las cosas que comienzan en un punto a irse, a esparcirse por el aire, son cosas que vamos dejando sueltas, que se van escapando, i entonces caminamos sobre calles de tierra que casi ya nadie transita, i me siento tan vacía, me siento tan dejada i a la vez tan dejando tantas cosas.
Me siento con las mismas prendas que llevo desde hace varios años, (siempre me gustó la idea de poullovers viejos, con aspecto mui gastado, pequeños agujeros i bastante destenidos por los días que van pasando), pero ya se cargan muchas cosas, mucha gente, tantas miradas i tantas palabras en estas prendas…i siento que camino por esta tierra i estoi tan sola en este mundo que no sé si será realmente tan grande o será pequeño como cuando comprás un mapa en la librería del barrio de tu casa, no sé. Es mui entendible que las cosas se vayan yendo de a una en esta vida, es mui lógico i lo comprendo te aseguro, pero es molesto, i yo sigo viendo a la gente que ha pasado por alguna plaza conmigo i mi mate alguna tarde, i entonces veo mi mochila emparchada i recuerdo la subida a la montaña i en mi mente están los rostros tan felices de esos tres días, i veo mis zapatillas de siempre i entonces me recuerda todas las caminatas de la madrugada, i no puedo dejar pasar una noche de tormenta corriendo en una calle mui oscura apenas iluminada con un foco titilando que estaba a punto de quemarse, sintiendo cada vez mas fuerte el agua i la ropa completamente empapada…i esa gente, es tan triste recordar a veces. Es una sensación terrible el estar ahora caminando i recordando, i tener aquí conmigo esta mochila toda emparchada i estas zapatillas demasiado gastadas que ya no podrán seguir por mucho tiempo más yo creo. Supongo que serán cosas que pasan my dear. I la nueva gente que vendrá i aún no puedo saber de ellos. Supongo que serán cosas que pasan. I las cosas que se truncan sin haber podido ni siquiera dar comienzo, i las cosas que ya no tengo. Que serán cosas que pasan.
Si ya nos hemos convertido en vapor pronto seremos nubes que tiemblan i titilan en sueños, i si somos nubes nos vamos, nos corremos, i con nosotros todo, i es una cosa tan triste, i es una cosa tan...eso que te dije, que vos sabés i que no entiendo, eso que se va i que no vuelve. i tus oídos para nada macanudos que me envuelven, i yo que te hablo i nadie que escuche. Que triste...te lo dije.

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I decíamos que nada se parecia a eso que intenta ser pero no llega a serlo,,...i entonces ahi es cuando volvemos con que decíamos que nada se parecía, i ahi volvemos con que queremos revivir o darle vida por vez primera.
Pero que dada vueltas que estas hoi querida, que mal te llevan a tí estos días, no se que decirte, no quiero hablarte simplemente porque no confío en tus oídos para nada macanudos, me tienen algo cansada estas idas i venidas en este mundo tan cotidiano pero tal vez demasiado, me tienen algo cansada estas palabritas que se quedan en ser simples palabritas, (¿i porqué salen los grillos a esta hora? ¿que tienen que ver?) no se si me entendés querida, pero no quiero que tus palabras se queden en ser simplemente eso, porque el volar es otra cosa, i el ser aire lo mismo dice me dijeron. Asi que ahora..asi que ahora...no sé si comprendés.

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¿i si yo ahora doi media vuelta i sin mirarte te digo que fue mui entretenido todo este viaje por los cables internos que andaban sueltos, pero que en realidad nadie tiene cables internos i que yo no creo en cosas como esas?, ¿que pasa si yo ahora te doi vuelta todo lo que dije i dejo de creer en mis palabras i en tus silencios?, que poca cosa es la realidad. I vos dejás de creer que pudiste escucharme i algún posible futuro lector en su momento pensara que no está leyendonos a nosotras hablarnos, que nadie ni nada existe i todo es ilusión, que esta escritura se desvanece i que como dice una canción “somos nubes nomás”, i que yo me desarmo i me voi deshojando con el paso de los otoños en el roce de tus manos, vos lo mismo que yo, i el lector que se está yendo con nosotras i cada una de las letras, o puede que no, puede que se quede, porque puede que crea, puede que invente su ilusión i quiera vivir en ella, nunca lo sabremos dear, puede que nunca haya un lector, le tengo tanto miedo a estas divagaciones my dear, pero me llevan tan lejos…o tan cerca, (lo bueno es que me llevan, hacia donde no sabemos pero ese es otro tema), son tremendas nuestras charlas de madrugada a veces acompañadas por termos i termos de mate o café, o té. (¿i qué si te digo que nunca hubo charlas, que nunca hubo mate o café o té? Que nunca estuviste vos sentada oyendo algo, que yo nunca hablé)…o el amanecer en cada una de las estaciones, no sé, no sé que mas decirte my dear, talvez podés pensar que nunca te dije nada i volvemos a empezar, porque nunca te dije nada, porque nunca oíste nada, porque nunca nadie nos leyó i nadie va a escucharnos decir nada alguna vez en el ínfimo recuerdo, o mejor mirá esa cama recién hecha, echémonos un rato a descansar, que se yo viste como es. Que poca cosa es esto que llaman realidad te lo repito una vez más.)